
El largo invierno no es excusa para dejar de innovar ni para dejar de emprender. Todo lo contrario: como muestran estas historias, hay desafíos y oportunidades importantes que no van a esperar a que las condiciones del mercado mejoren.
Una nueva generación de algoritmos capaces de generar contenidos originales está evolucionando rápidamente y creando nuevas posibilidades para el arte, el entretenimiento, la educación, y otras industrias. Junto con otras tecnologías emergentes como la realidad virtual, la realidad aumentada, y los mundos virtuales, podemos esperar ver experiencias y narrativas completamente nuevas en los próximos años.
Adaptarse a ésta y otras nuevas transformaciones requiere de organizaciones con fuertes capacidades creativas y mentalidad experimental — pero luego de una digitalización acelerada en los últimos años, hemos visto la transformación cultural de muchas organizaciones interrumpida. Como resultado, diferentes mentalidades están entrando en conflicto y creando una fuga de talento en un momento en el que es más fácil que nunca para el talento digital encontrar nuevas oportunidades aprovechando el trabajo remoto.
Luego de dos años de encierro pandémico, muchas personas están reconsiderando el papel que el trabajo tiene en su vida y el tipo de estilo de vida que quieren llevar. Ahora que han probado nuevos modelos de trabajo y productividad, no quieren dejarlos ir tan fácilmente y volver a la manera como las cosas eran antes. Estamos presenciando el crecimiento de nuevas conductas y actitudes hacia el consumo y el trabajo, en un momento en el que las necesitamos desesperadamente como respuesta a la emergencia climática.
Cada una de estas mutaciones es un desafío gigantesco, pero también una gran oportunidad para la innovación — para crear cosas nuevas y prepararse para futuros posibles. Pero justo cuando estamos entrando en el largo invierno, tenemos que ser mucho más cuidadosos con cómo innovamos y cómo emprendemos en tiempos difíciles.
Por eso, hemos ensamblado tres briefs de diseño que reflejan caminos posibles que organizaciones grandes y pequeñas podrían explorar en este momento — iniciativas que generarán aprendizajes importantes para las transformaciones del futuro.
1. Crea una cultura y estrategia de experimentación


¿Por qué?
Cuando la incertidumbre es grande, es tentador querer hacer predicciones para apostar a lo que parece más seguro. Pero ese intento por encontrar seguridad puede jugarnos en contra si no tenemos suficiente información para saber cuáles serán los cambios que tienen mayor probabilidad de impactar en nuestra organización.
Si bien todo nuevo suceso parece relevante, diferentes mutaciones son más o menos relevantes para diferentes industrias o contextos. Quizás las realidades sintéticas sean más interesantes para startups buscando oportunidades para crear nuevos productos; mientras que desbloquear una transformación interrumpida lo será para organizaciones más grandes buscando reinventarse. Por eso es importante tener una estrategia que oriente el aprendizaje a través de la incertidumbre.
¿Qué?
Una estrategia de experimentación es un modelo que reúne y prioriza las preguntas abiertas más importantes que tenemos sobre el futuro de nuestro mercado, industria, y consumidores. De esta manera nos permite responder primero a las preguntas más importantes, y conectar cada una de nuestras interrogantes con un experimento que nos ayude a conseguir más data.
¿Cómo?
Trabaja con tu equipo para reunir todas las preguntas que les quitan el sueño o les llaman atención luego de revisar este reporte. Luego, ordénalas en función a cuáles tienen potencialmente el mayor impacto en el futuro de tu negocio. Para cada una de ellas, diseña un experimento a implementarse en los próximos seis meses y asigna una persona responsable de ejecutarlo.
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2. Desarrolla capacidades creativas


¿Por qué?
Toda organización necesita dedicar recursos a explorar futuros posibles y nuevas oportunidades. En la mayoría de los casos esto ocurre durante el proceso anual de “planeamiento estratégico”, cuando una vez al año el equipo analiza qué cosas podrían cambiar al año siguiente para las que tendrían que prepararse.
Pero ni las cosas cambian una sola vez al año, ni lo hacen cómodamente entre octubre y noviembre a tiempo para que prepares el presupuesto del próximo año. Por eso es importante desarrollar un músculo que continuamente entienda cómo cambia el mercado y qué acciones pueden tomarse para responder o anticiparse. La organización requiere de capacidades creativas que puedan reflexionar estratégicamente sobre su futuro de manera ágil.
¿Qué?
Cada organización tiene que desarrollar el modelo de capacidades creativas que le haga mayor sentido: un equipo dedicado, una cultura transversal, una red de aliados, un proceso iterativo. No existe una única respuesta correcta — el objetivo es que la organización tenga una capacidad activa para identificar, explorar, y capitalizar nuevas oportunidades de manera inteligente.
¿Cómo?
Las capacidades son una combinación de personas y herramientas. Identifica qué capacidades nuevas son necesarias para desarrollar tus experimentos de innovación, y dedica recursos (especialmente el tiempo de las personas) para desarrollarlas a través de capacitaciones, proyectos internos, o colaboraciones con organizaciones externas.
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3. Explora modelos de innovación colaborativa


¿Por qué?
Solemos pensar que por su valor estratégico, la innovación tiene que hacerse a puertas cerradas para evitar que caiga en las manos incorrectas. Si algo tiene el potencial de ser una ventaja competitiva, queremos asegurarnos de capturar todo el valor posible para nuestra organización — y eso tiene mucho sentido.
Pero existen también oportunidades que son demasiado grandes y complejas como para que una sola organización las explore, y donde explorar oportunidades de colaboración dentro de un mercado o de una industria es preferible a la alternativa — no hacer nada. Por eso, los modelos de innovación colaborativa pueden ser oportunidades interesantes para fortalecer las capacidades de todo un ecosistema y para hacer más con menos: obtener los beneficios de una innovación pero distribuyendo los costos entre múltiples actores.
¿Qué?
Un modelo de innovación colaborativa activa proyectos de innovación con actores fuera de un equipo o de una organización. Pueden ser empresas grandes, startups, grupos de investigación, universidades, instituciones públicas, o comunidades con quienes se comparten objetivos y beneficios y se distribuyen responsabilidades.
¿Cómo?
Identifica los desafíos de tu organización que serían imposibles de resolver trabajando de manera aislada — y luego abre conversaciones con otros actores que podrían estar interesados en ver un problema resuelto o una oportunidad explorada. Colaborar entre organizaciones es difícil, así que llévalo de menos a más: empieza con un taller de uno o dos días, luego una exploración de unas semanas, y así progresivamente para construir confianza y alinear enfoques.
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El futuro es para explorar, no predecir

No existe un algoritmo que pueda decir cómo será el futuro. Por eso, las historias que están reunidas en este reporte no buscan hacer predicciones: son solo posibilidades extrapoladas a partir de cosas que están pasando en algún lugar del presente. Podemos observar conductas y tecnologías emergentes e intentar ver cómo podrían estar conectadas entre sí, cómo podrían estar dando forma a un mundo diferente.

Estas historias han reunido una enorme cantidad de información, y esa cantidad puede sentirse abrumadora — más aún porque es información altamente incierta y volátil, que está cambiando en tiempo real. Lo que hemos querido hacer con estas historias es limitar un poco el ruido: poner la información en su contexto y conectar las piezas de tal manera que ciertas cosas resulten más interesantes que otras. Ciertas posibilidades más prometedores que otras. Pero aún dentro de ese ejercicio de curaduría, decidir qué es lo más relevante será diferente de acuerdo al sector, la industria, y el mercado. Una empresa de servicios financieros no tiene las mismas necesidades de innovación que una agencia de publicidad; una startup educativa presta atención a diferentes cambios que una corporación logística.
Pero cometemos un error cuando solo nos dedicamos a mirar lo que pasa en un solo sector, industria, o mercado. Cuando solo prestamos atención a lo que nos es inmediatamente relevante. Porque la historia de la innovación nos muestra que las principales disrupciones vienen de las fronteras, de las intersecciones entre cosas que no parecen conectadas y que de pronto redefinen los límites de una industria o de una categoría.
Por eso estas historias intencionalmente cubren un territorio muy amplio, buscando futuros posibles en las conexiones inesperadas. Por eso también prestan mucha atención a lo conductual y lo empírico: porque cuando algo ya registra como una tendencia medible es que ya se ha consolidado como una tendencia. Estas historias prestan atención más bien a lo recientemente posible, pero aún improbable: a lo que aún tiene la capacidad para sorprendernos.
Es posible que el futuro inmediato se vea como un largo invierno. Pero en América Latina tenemos una larga historia no solo de sobrevivir, sino de adaptarnos a las crisis. La informalidad de la que muchas veces nos quejamos es ese tejido adaptativo capaz de reinventarse sobre la marcha de acuerdo a las necesidades del momento. Pero así como hemos sabido adaptarnos al presente, necesitamos desarrollar la capacidad colectiva para adaptarnos al futuro: para identificar oportunidades, imaginar soluciones, e implementarlas a escala.
Esta primera colección de mutaciones es nuestra contribución a explorar esos futuros, a mitigar el ruido y calmar la ansiedad que viene inevitablemente con la incertidumbre. En medio de todo el ruido, de la crisis, la inflación, la pandemia, la guerra, la inteligencia artificial, la realidad extendida, el metaverso, la digitalización, la transformación, las capacidades creativas, la fuga de talentos, la pandemia existencial, el trabajo remoto, la vida lenta, el decrecimiento, la emergencia climática, y tantas otras cosas más — hay señales, hay oportunidades interesantes que vale la pena explorar.
Siempre hay buenas razones para decir que no es el momento correcto para estar pensando en el futuro. En Mutaciones creemos que el mejor momento para empezar a construir nuevos futuros es ahora — y queremos apostar por construir futuros que sean creativos, inclusivos, y regenerativos.
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